8 de noviembre de 2019
En el post de hoy, quiero hablaros de algo que a todos nos resulta familiar y que tiene que ver con nuestra comunicación pero sobre todo con una buena comunicación. En relación con esto me parece interesante comentar lo siguiente: casi todos distinguimos y sabemos que no es lo mismo ‘ver’ que ‘mirar’, ya que lo primero implica percibir algo por el sentido de la vista y ‘mirar’ implica fijar la vista en un objeto con atención; cuantas veces hemos pasado por un sitio y al cabo de mucho tiempo nos damos cuenta que hay algo que estaba ahí y no nos habíamos dado cuenta, ya que no le habíamos prestado atención; de igual forma, no es lo mismo ‘oír’ que ‘escuchar’, lo primero es una facultad de nuestro oído, percibimos sonidos de forma pasiva, mientras el escuchar requiere una atención voluntaria y atenta de la persona que escucha.
Tras esta breve introducción, lo que quiero poner de manifiesto es que cada vez hay más personas que tienen serios problemas para comunicarse con los demás de forma eficaz, como su pareja, hijos, padres, amigos, compañeros de trabajo, etc. y esto en muchas ocasiones les puede producir serios problemas de relación, conflictos, malestar emocional y aislamiento. Estos problemas de comunicación, no son producidos por problemas auditivos, que los puede haber, sino que el problema es que en muchas ocasiones no sabemos escuchar, lo cual no quiere decir que no haya comunicación sino que la misma es defectuosa o bien es funcional y superficial, en la que el peso de los sentimientos es cada vez menor y apenas se escucha al otro, y esta es la clave del problema: comunicarse implica escuchar de forma activa a la otra persona, no solo es hablarle y contarle nuestros pensamientos y que sin terminar de escuchar ya estemos pensando en lo que le vamos a decir nosotros, mientras estamos haciendo esto, ya nos estamos perdiendo parte del mensaje que nos quieren comunicar.
Un buen antídoto para mejorar nuestra comunicación con los demás es practicar la escucha activa, una habilidad que puede ser aprendida y desarrollada con la práctica diaria y que tiene efectos muy beneficiosos en nuestra salud y también en la de los demás.
En este post os voy a dar algunos consejos prácticos para mejorar vuestra comunicación con los demás, desarrollando y aplicando la escucha activa.
Pero, ¿que significa o implica la escucha activa?…entre otras cosas:
- Disposición a escuchar a la otra persona.
- Interés genuino por lo que nos quiera contar.
- Es prestar atención al otro, sin interrumpirlo cuando esté hablando.
- Mirarle a los ojos. El contacto visual muestra a la otra persona que se está prestando atención a lo que dice y siente y, además, puede mostrar sinceridad.
- Concentrar nuestra atención en lo que nos está diciendo.
- Es importante, no solo prestar atención a los que nos dice sino también a sus gestos y sentimientos, siendo empáticos con él/ella.
- Reflejar los sentimientos de la otra persona.
- Es importante no juzgar ni sacar conclusiones precipitadas de la otra persona.
- Hacer un breve comentario sobre lo escuchado para asegurarte que lo has comprendido bien.
Algunos de los obstáculos que nos impiden comunicarnos con los demás de forma eficaz son:
- El querer hacer o abarcar demasiadas cosas a la vez. Hace que nuestra atención esté dividida y sea más difícil la comunicación.
- El estar más pendientes de nosotros mismos, que de la otra persona. Compromete nuestra capacidad de escuchar a la otra parte.
- Fingir que escuchamos. Cuando en realidad no es así y estamos pendientes de otras cosas que pasan por nuestra cabeza o que suceden a nuestro alrededor.
- Quitarle importancia a lo que otro dice, únicamente porque tenemos creencias distintas o piensa diferente a nosotros.
- El error más habitual es querer hablar primero y expresar nuestro punto de vista a toda costa, de ahí que nos concentremos únicamente sobre la idea que queremos transmitir, y no sobre lo que nos están diciendo. Esta forma de distraerse perjudica seriamente la comunicación.
Algunos de los beneficios que tiene practicar la escucha activa son los siguientes:
- Mejora nuestra comunicación, haciéndola más profunda y respetuosa.
- Nos protege contra el aislamiento y la soledad.
- Mejora las relaciones interpersonales.
- Evita los malentendidos.
- Al mejorar nuestra comunicación, nos puede ayudar a resolver conflictos.
- Nuestra inteligencia emocional mejora, ya que somos más empáticos y capaces de percibir cómo se sienten los demás.
- Al poner en práctica la escucha activa desarrollamos más nuestras habilidades sociales.
- Si sabemos escuchar, los demás sentirán la confianza necesaria para ser sinceros con nosotros.
- La persona que nos habla se siente valorada.
- Escuchar tiene efectos tranquilizantes y facilita que se eliminen tensiones.
- Favorece una relación positiva con su interlocutor.
Si lo deseas puedes mandar tus consultas al siguiente correo: psicopalancia@gmail.com y en menos de 24 h. te responderé personalmente. Francisco Ronda Guillem. Psicólogo Sanitario. Colegiado CV-09038.